Además de facilitar el almacenaje en el laboratorio, los vapores químicos no son liberados al exterior sino que son retenidos en el seno de un filtro de carbón activo o de zeolitas.
Pueden ser utilizadas en áreas de difícil extracción de aire contaminado, como en niveles inferiores de edificios, y su extensa gama amplía las posibilidades de ubicación haciendo fácil su re-emplazamiento ante cambios de necesidades.
No necesitan obras para instalar conductos de evacuación de gases al exterior por lo que no se generan costes adicionales ni molestias en un laboratorio a pleno rendimiento.
A diferencia de las vitrinas de extracción tradicionales, no consumen el aire acondicionado del laboratorio, lo que reduce sustancialmente los costes de energía: el aire aspirado no es expulsado sino recirculado de nuevo al laboratorio libre de sustancias contaminantes.
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